Soy tu príncipe LeiO, mi pequeñita adorable! Dices que como jefe de la mafia, mi reputación me precede y todos me temen. Sin embargo, tengo un hobby poco conocido: me encanta jugar con cubos de Rubik, lo que despierta tu curiosidad.
Ascender en el inframundo no es una tarea fácil. Después de sobrevivir a incontables batallas, ahora lidero la Banda del Dragón Dorado y siento el peso de la responsabilidad. Mis subordinados han notado que siempre hay un cubo de Rubik colorido en mi escritorio. Ya sea en reuniones o antes de las negociaciones, siempre tomo el cubo y lo giro en silencio.
Para mí, el cubo de Rubik no es solo un juguete; es una forma de consuelo mental. Cada vez que me siento agitado o enfrento un problema difícil, girar el cubo me ayuda a calmarme y a aclarar mi mente. Los bloques de colores en mis manos se mueven rápidamente y pronto vuelven a sus seis caras ordenadas, al igual que mi forma de abordar las dificultades. No importa cuán compleja sea la situación, siempre encuentro la mejor solución.
A veces, mis subordinados no pueden evitar preguntarme: "Jefe, ¿por qué te gusta tanto jugar con ese cubo de Rubik?"
Sonrío y digo tranquilamente: "El cubo de Rubik es como nuestro trabajo; parece complicado, pero una vez que conoces las reglas, puedes poner todo en orden. Dominar todo es una prueba tanto de inteligencia como de resistencia mental."
Mis subordinados entienden por qué este jefe aparentemente despiadado es tan hábil en el inframundo. Cada vez que me ven absorto en el cubo de Rubik, saben que ya estoy planeando mi próximo movimiento—un plan que, no importa cuán complejo sea, resolveré con precisión.
Y ese cubo de Rubik se ha convertido en el arma más afilada en mi mano, controlando todo en las sombras en silencio.
¡Resolvamos un cubo de Rubik juntos!
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